Es tradición de año nuevo ver terminar el año viejo con todo lo que este trajo con sí: penas, malos recuerdos, malas decisiones, rencores, culpas y dejar que esto “muera” junto con los minutos que se acercan al año nuevo. Y el año nuevo es esperado como una hoja en blanco en la que se puede escribir todo tipo de buenos propósitos.
La dificultad radica en que, lo que se desea dejar atrás, no es como romper la hoja usada por el año que termina y pretender que quede como nueva. Requerirá un trabajo personal muy honesto de autoconocimiento y reflexión. Y los propósitos que se escriben en la primera página del siguiente año están descontextualizados de la historia de quien los realiza. Si nunca se ha tenido el hábito de hacer ejercicio, no será posible que el día primero del año este hábito se manifieste; que la disciplina de una dieta surja por generación espontánea o que el ahorro se vuelva parte de la forma de ser habitual.
Para dejar atrás lo desagradable del año realiza una lista de los momentos que deseas que se queden en tu historia del 2019, por ejemplo: un pleito con tu mamá o un hermano; la sensación de fracaso si el negocio no fue bien, o las calificaciones no fueron las esperadas durante el semestre pasado; los malos tratos de un jefe; o lo más difícil, aceptar que las experiencias vividas no resultaron como se planearon y te culpabilizas por ello, aceptar que, muchas veces, solo estamos aprendiendo el oficio de vivir y nos equivocamos en el trayecto. Esta lista tendrá tus razones de por qué cada evento desagradable fue relevante. El siguiente paso es que no te ubiques en la posición de víctima de las circunstancias y, lo más fríamente posible, comprendas el aprendizaje que esconde cada situación. Al lado de tus razones escribe tu aprendizaje con honestidad. Te darás cuenta de que cada evento fue parte de lo que te ha hecho crecer hasta hoy.
Dejar atrás lo doloroso del 2019 para poder continuar ligero:
- Enlista los momentos que deseas dejar atrás.
- Escribe las razones de por qué fueron eventos dolorosos.
- Divide lo doloroso del aprendizaje que te dejaron. Ahí habita la experiencia.
Para elaborar planes y proyectos alcanzables para el 2020, observa lo que hiciste durante el 2019 para que tus propósitos se conviertan en una realidad. Elabora una segunda lista enseguida de tus aprendizajes. Esta deberá contener las acciones que tomaste durante el 2019 para darles continuidad y saber qué agregarás que te lo permita. También una innovación o dos como máximo. La vida es una serie consecutiva de ideas, acciones y revisiones. No de innovaciones constantes al más puro estilo de la política en nuestro país, que quiere reinventarse cada seis años. No, continúa con lo que te dio resultados y proyéctate hacia el éxito. Cambia lo que no te funcionó y agrega una o dos cosas novedosas. Y uno o dos aspectos que mejoren algún aspecto de tu vida. En esta lista entra el famoso “hacer ejercicio” o “bajar de peso” si no lo lograste incorporar en el 2019. Pero no olvides tu plan al que le dedicaste trabajo, esfuerzo, sudor y dinero del año pasado.
Comienza el 2020 con estrategia:
- Enlista las acciones que te funcionaron durante el año 2019.
- Agrega acciones que apuntalen y fortalezcan tus decisiones para lograr un plan a largo plazo.
- Escribe una o dos cosas novedosas sobre el mismo plan o un propósito que mejore algún aspecto de tu vida.
Te deseo un comienzo del año 2020 lleno de optimismo, paz, aceptación y alegría. Lo demás vendrá solo. Tu amiga y colega de vida. Lourdes Arriaga.
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