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COMPARTIENDO TU OPINIÓN: Éxito empresarial, que las personas sean ellas mismas

Por Salvador Calva Morales

La educación superior es la base de la preparación para la vida laboral. Los conocimientos técnicos y teóricos son lo que las universidades ofrecemos a los jóvenes.

Pero al entrar en el mundo laboral,  la parte humana es determinante para asumir un correcto liderazgo en puestos de jerarquía, así como para cumplir con el trabajo encomendado y gestionar el propio crecimiento profesional.

Desde hace 35 años, el filósofo mexicano Carlos Llano Cifuentes a través de sus más de 23 libros publicados sobre el binomio hombre-empresa ha sentado las bases de la visión moderna de cuál debe ser el espíritu en la construcción de riqueza.

Su divisa fue santificar el trabajo, santificarse en el trabajo y santificar a los demás con el trabajo.

Quien es considerado el antropólogo de las organizaciones, no sólo contribuyó a la creación del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas, sino que fundó la Universidad Panamericana.

Llano Cifuentes finca la posibilidad de desarrollo individual y de las empresas en que las personas sean cada vez más ellas mismas, propugnando por no separar la actitud hacia la vida laboral de las otras actividades personales, pero además devolviendo al hombre su propia dimensión creativa.

En su obra  plantea que hoy en día el activo más importante de las empresas no es el dinero -aunque encabeza la lista de los activos-,  sino el capital intelectual, los conocimientos  en sí mismos son el valor intangible que construye a la empresa.

Advierte que  ese conocimiento sólo puede ser considerado como un activo en la empresa, en la medida en la que se cuente con el grado de confianza de las personas que la componen, con su lealtad y fidelidad consectarias.

Por ello, para el filósofo Carlos Llano Cifuentes lo que compone los activos de la empresa son los capitales  monetario, intelectual, social y caractereológico.

Sus ideas han permeado las aulas de las principales escuelas de negocios en México y el mundo, por ello es común escuchar la propuesta de “contratos de sociedad” entre directivos de la empresa y empleados, pues cuando ambas partes se benefician a la par se puede enriquecer enormemente los resultados del trabajo.

En el ramo de la alta dirección, “la empresa es el resultado del espíritu, empuje y ánimo de sus directivos, que responde al meollo existencial de sus hombres; es una expresión, un florecimiento de los individuos; no depende de un modo de hacer elaborado por consultores con notorios nombres sajones; es el fruto del modo de ser de quienes tienen en sus manos –en su alma– las riendas de la organización”, dice Llano Cifuentes.

Descubrir la simbiosis que puede existir entre varios departamentos de la empresa con diferentes expertos, es decir, descubrir los talentos extra de cada una de las personas, aunque no sean de su área profesional. Esto sólo se podrá realizar cuando cada empleado comienza el proceso de ser él mismo y no la persona que solo cumple por ser el profesional que le solicitan ser.

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