Por: Lourdes Arriaga. Psicóloga Gestalt
A lo largo de la historia todos los seres humanos hemos buscado ser felices, pero, ¿qué es la felicidad? Revisemos esta definición: la felicidad es un estado que incluye la presencia de emociones positivas, como la alegría, la tranquilidad, el amor, y la ausencia de negativas como el rencor, la tristeza, el enojo. Y también abarca un enfoque cognitivo que nos hace pensar sobre la propia felicidad, lo que nos lleva a preguntas del tipo de ¿tu vida es satisfactoria?, ¿estás en el lugar correcto, con la persona correcta y haciendo lo correcto? Entonces, hablar de felicidad implica tener emociones positivas más una vida satisfactoria.
Aristóteles dijo que el objetivo de la vida es ser feliz, pero parece que cada día esto se hace más difícil y una de las razones es porque hemos perdido paulatinamente la vinculación con situaciones que provocan felicidad. Anteriormente se tenían nociones más culturales e incluso espirituales de lo que significa ser feliz. Teníamos como humanidad una línea trazada de tradiciones que nos brindaban esa chispa de alegría y expectativa. Hoy por hoy hemos dejado que se nos escape de las manos la felicidad a través de esto porque, la búsqueda de una individualidad nos aleja del colectivo.
Ahora bien, muchas personas me han dicho que no necesitan de las tradiciones para ser felices porque la felicidad es un estado personal que emerge hacia el exterior y no en sentido contrario, y tienen razón, pero el ser humano es multifactorial: somos un cuerpo biológico, una estructura psicológica, un ente social y buscadores de la espiritualidad, entonces las tradiciones decembrinas, aprovechando las fechas, le proporcionan a las personas una satisfacción en la parte social y en la estructura psicológica: somos seres sociales y encontramos en esto la felicidad de convivir cantando las posadas, de servir alrededor de una mesa que halaga todos los sentidos, de dar cuando obsequiamos algo especial para nuestra gente, de distraer la mente de la cotidianeidad al romper una piñata. Escuchamos villancicos, las calles están adornadas y hasta el clima fresco se agrega a la novedad. Las fiestas tradicionales nos dan felicidad.
Viktor Frankl, el padre de la logoterapia, fue un judío en un campo de concentración nazi que estudió los comportamientos de personas que se vieron impedidos de manifestar su espiritualidad a través de las prácticas religiosas, ya que en Auschwitz tenían prohibido reunirse para sus ceremonias (entre muchas otras prohibiciones), y observó que esta pérdida ocasionaba una pérdida de sentido de vida porque las tradiciones no son solo una “imposición” religiosa, son una oportunidad para manifestar las emociones, la socialización, la pertenencia, la seguridad que brinda un grupo afín, de obtener aprendizajes, de sentir amor, aceptación y respeto. Es decir que las tradiciones nos proporcionan muchas más cosas que solo un regalo y una cena especial.
Te dejo unos tips que contribuyen a la felicidad aprovechando esta época tan llena de tradición:
- Dedica tiempo a la socialización.
- Piensa en los demás.
- Se agradecido con todo lo que tienes.
Hoy es mi primera colaboración y agradezco este espacio de comunicación en el que me toca ser la emisora sabiendo que del otro lado hay receptores, y entre todos hacemos comunidad. ¡Felices fiestas!
