La democracia funciona con leyes, no con caprichos o gustos de algunas personas. En México y en los países democráticos, se tiene que votar por las leyes, por las instituciones, hay que votar por procesos, porque independientemente de quien llegue al poder, tendrá que sujetarse a la ley, enfatizó Juan Pablo Aranda Vargas, Director del Área de Formación Humanista de la UPAEP.
Dijo que todos los entramados institucionales que están sucediendo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), están manifestando qué tan fuerte es la democracia mexicana.
Subrayó que la democracia mexicana es fundamental en estos momentos, “porque nos estamos jugando el régimen político como tal; y lo que estamos viendo en estos momentos es que todo este entramado está respondiendo de manera adecuada, tratando de respetar a los poderes, mostrando su fuerza y autonomía que tienen estos poderes. Porque sí una sola persona tiene todo el poder, las cosas salen mal. Esa es la gran enseñanza que la democracia ha tomado de los regímenes mediados del siglo pasado”.
Aranda Vargas expresó que aun cuando tenemos un presidente muy popular, con una alta aprobación, con niveles del 60%, “no es el dueño del país, no es el dueño de las instituciones y es una buena noticia lo que pasó con el Ministro Presidente de la SCJN de no aceptar la prolongación de su mandato. Por lo tanto, lo que sí debemos hacer, es defender el orden democrático como un sistema de separación”.
Apuntó que el ejercicio de la democracia en la época moderna es un sistema de separación, con la idea de evitar la tiranía, es decir, “la democracia le tiene pánico a la tiranía, y ese es un punto fundamental que deben entender las personas”.
Señaló que la democracia no se creó para ser eficiente, no se creó para ser rápida, se originó para evitar la tiranía, y en ese sentido, todo el sistema que encontramos en la democracia actualmente, funciona así, en el caso de México, tenemos la división de poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, cada uno con funciones muy claras.
Estamos viendo en estos momentos este juego de poder entre el poder Judicial y el Ejecutivo, en donde este último, ha dado muestras sistemáticas de querer apropiarse de los otros poderes, “de domarlos a su propio gusto, en donde el presidente de la República, manifiesta que él es la voz del pueblo, lo cual es falso, porque en una democracia, nadie tiene la voz del pueblo. El pueblo es una colección de grupos, de fracciones, de intereses y que la única manera de escuchar la voz del pueblo es a través de elecciones y en la voz de la Suprema Corte de Justicia cuando defiende la Constitución”.
