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MI OPINIÓN FINANCIERA DE HOY    

 

ARMANDO VALERDI

avalerdir@hotmail.com

El inicio del presente año y de una nueva década, el panorama que muestra el mundo sigue siendo de mucha incertidumbre, además de que la influencia de dos sucesos que marcaron la década pasada, seguirán mostrando sus efectos. Los sucesos a los que me refiero son por un lado la crisis del 2008, denomina la Gran Recesión, y el otro, la Cuarta Revolución Industrial.

Además la confluencia de dos grandes revoluciones, como la biotecnológica y la infotecnologia están produciendo cambios disruptivos que aumentan el ambiente de incertidumbre y complejidad del entorno global en el que nos desarrollamos.

La revolución biotecnológica, en donde los biólogos están descifrando los misterios del cuerpo humano, y en particular del cerebro, los sentimientos y las emociones. Por otro lado la revolución de la infotecnologia que con la producción de algoritmos, de macrodatos que en parte de su función medirán, supervisaran y comprenderán mejor el comportamiento humano.

La confluencia de estas dos revoluciones, nos está mostrando la potencialidad de nuevas condiciones de mercado, sobre todo el mercado de los macrodatos o big data. Este cumulo de información propiciado por la infotecnologia, que es una riqueza enorme en información a la que podemos llamar macrodatos, y que conjugados con algoritmos que analicen las condiciones emocionales de clientes potenciales, como ya está pasando, llevara a tener más eficiencia en el cierre de ventas y la obtención de recursos financieros.

Como ejemplos de esta situación, en alguna forma ya la pudimos observar en el referéndum del Brexit y en la elección de Donald Trump, en donde utilizando la información obtenida acerca de los sentimientos y emociones de los ciudadanos, y utilizando algoritmos de caja negra, pudieron identificar y crear el mensaje que podría mover emocionalmente hacia la dirección buscada por el grupo que buscaba ganar la elección en cada caso.

Con respecto a este escenario, considero importante tomar en cuenta la opinión de Andrés Ortega, Investigador senior asociado del Real Instituto Elcano, debido a que el menciona varios aspectos que resaltan las condiciones que crean parte de la incertidumbre que estamos viviendo, como es el caso de que la década pasada puede considerarse que la “digitalización fue a fondo, pero también de la desilusión en la transformación tecnológica, tras las promesas de los primeros años del siglo, y en donde ciertamente se multiplicaron las capacidades de comunicación, pero Internet no ha cumplido con sus expectativas liberalizadoras, sino que ha favorecido los totalitarismos de control estatal, como el chino, o empresarial (y de información de los gobiernos) en el capitalismo de vigilancia del que habla Shoshana Zuboff”.

Al respecto del termino de «capitalismo de vigilancia«, Shoshana Zuboff, describe que es una forma de capitalismo «sin precedentes» que predice las acciones de los internautas en el mundo real con el único propósito de beneficiar a las empresas. Las experiencias de los usuarios se convierten así en materias primas que permiten crear datos para adelantarse a comportamientos futuros.

Nos explica que esa afirmación sintetiza un cambio que se fraguó hace 20 años en las oficinas de Google, cuando la tecnológica buscaba un modelo económico rentable para hacer crecer su negocio sin tener que vender los resultados de búsqueda (y evitar que internet fuera de pago). Lo logró gracias a una lucrativa fórmula que cambiaría para siempre la naturaleza del negocio y que permitiría, por primera vez en la historia, predecir (y modificar) el comportamiento del consumidor a través de un algoritmo de «caja negra» (una suerte de maquinaria «invisible»).

Andrés Ortega también menciona problemas como la forma errónea en que se ha intentado salir de la crisis económica con una reducción drástica de expectativas, y sobre todo confusión del trayecto de salida de la crisis.

Por otro lado opina que no se está enfrentando adecuadamente un conflicto generacional mayor que el habitualmente se tenía, desde luego que donde más lo observamos es en el mundo que conocemos como Occidente. Este conflicto generacional, se puede observar sobre todo en una Europa envejecida en la que los babyboomers que llegan a la jubilación pesan más de 1/3 que los millennials y los que les siguen, va a marcar estos años 20. También el conflicto por la creciente desigualdad que se ha agravado, con el desclasamiento de mucha clase media, y que ha marcado la erupción de muchas de las protestas “glocales”, muy analógicas, aunque se basen para su coordinación/imitación en técnicas digitales, reflejo también de un malestar en las democracias.

Ortega se hace las siguientes preguntas; ¿Cambiarán las empresas el rumbo de maximización de beneficios que tomaron en los años 80? Este va a ser un tema para los 20. ¿Es un momento pre-revolucionario?, y reflexiona acerca de que un cambio simbólico de década no implica una ruptura, sino que estas tendencias y los conflictos que conllevan van a continuar.

Otro cambio significativo que ve Ortega, es un Occidente que se está quedando pequeño en todos los sentidos, en un mundo en el que el centro de gravedad se está moviendo hacia Oriente. Por vez primera desde el siglo XIX, en 2020 las economías asiáticas pesarán más que el resto del mundo.

Ortega toca el punto clave de lo que es un cambio de época al mencionar que “son demasiadas cosas las que han cambiado y siguen cambiado, incluyendo el tecnológico que es un distintivo de esta nueva época. No hay vuelta atrás, sino un nuevo futuro, aún incierto”.

Te dejo con estas reflexiones para considerarlas si las consideras adecuadas para tu programa de vida presente y futura.

 

Gracias

 

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