Con el objetivo de reflexionar sobre nuestra condición bautismal como laicos en el mundo al servicio del Reino de Dios, profundizando así en el espíritu fundacional de la UPAEP a la luz de su Identidad Católica, se realizó el Primer Encuentro de Teología: Teología y Espiritualidad del Laico en la Vida y el Mundo Social.
Cabe destacar que el evento estuvo dividido en tres grandes líneas orientadas a la reflexión del Don, la alteridad y la misión; además de cuatro bloques: la espiritualidad, Cristología bíblica, Teología sistemática y el Aterrizaje.
Durante el primer bloque se llegó a la conclusión de que el Bautismo es el primer sacramento y por ende la entrada a la vida cristiana;de igual manera, se analizó cómo responder en el cambio de época al desafío de ser cristiano, dado que hoy la respuesta de la fidelidad y seguimiento a una tradición no es suficiente para atraer y conquistar a los jóvenes, “nuestro pequeño yo es la primera realidad que espera con impaciencia la revelación de la vida. Dios ha venido a buscarme y me ha llamado por mi nombre”.
Todo esto debe verse reflejado en la condición de ser verdaderamente compañero de camino de mis hermanos laicos y es justamente esta parte en la que se vincula el vivir la condición de laicos dentro de una Universidad católica, es por ello que se dedujo que los laicos necesitamos aprender Teología para dar razón de nuestra fe; necesitamos conocer los fundamentos de esta para poder dar razón de lo que creemos y por qué lo creemos.
Como parte del segundo bloque, guiado por la Cristología bíblica, se presentaron primeros dos puntos: «Cristo: Nuevo Adán”, el cual planteó una reflexión acerca de la convicción del actuar de Dios en la historia de la humanidad a partir de un recorrido por el Antiguo Testamento y los narradores de los textos bíblicos; y segundo, la paradoja de estar en el mundo sin ser del mundo orientada por el texto del capítulo 19, versículo 5 del Éxodo, para recordar la importancia de asumir el sacerdocio bautismal plenamente: “No se trata de devaluar el sacerdocio ministerial sino de revalorar el sacerdocio común”.
En ese sentido, se enfatizó la relación del Reino de Dios y su justicia: “Le ha confiado al mundo y al mismo hombre (veritatis splendor)”. Así se le delegan obligaciones propias de una realeza: cuidar el reino pero al mismo tiempo también le da la misión de ser sacerdote, la misión sacrificial del mundo a Dios. Sin embargo, por la resurrección de Cristo queda claro que él es el nuevo Adán que restablece para siempre la Alianza de Dios con el ser humano donde El reino de Dios está en la Iglesia y desde ahí, se extiende a todo el mundo.
Para el tercer momento de este encuentro, la comunidad UPAEP revisó la relación que los laicos tienen con Cristo, en la que se viven dos dinámicas claras, la del pecado y la desobediencia y la del amor o ágape, y es por estas que el movimiento de la historia no es pacífico; “el camino del reino se da en una lucha escatológica entre estas dos dinámicas”.
“La vocación del laico en el mundo tiene que ver con que somos llamados a ser profetas. Dar testimonio fiel del amor del maestro. El primer testimonio no es la palabra sino la transparencia de nuestra existencia a Cristo”.
Para el Aterrizaje y tras el análisis del Plan Pastoral 2033 del Consejo Episcopal Mexicano (CEM), realizado por Mons. Carlos Garfias Merlos, Azobispo de la Aquidiósesis de Morelia se dio fe de la importancia de los laicos en los diferente ámbitos de la vida y es ahí donde el espíritu fundacional de la UPAEP tienen un gran papel; ya que a partir de la formación de líderes transformadores se debe contribuir en la construcción del bien común.
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