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TIPS PARA SACUDIRTE LA DUDA

 

Por: Lourdes Arriaga. Psicóloga Gestalt

La duda es una característica de la mente humana que sirve para reducir los riesgos de la vida cotidiana. Si reflexionamos por un momento, ¿qué pasaría si no dudaras de nada?, ¿qué sería de nosotros sin ese momento de temor por no saber si lo que se decide es correcto o no, si traerá consecuencias o no?

La duda se instala como estructura de pensamiento en la que Erik Erikson, padre de la Teoría Psicosocial que dividió al ser humano en etapas de acuerdo a las particularidades sociales que vamos adquiriendo a lo largo de la vida. Cada etapa tiene una crisis a la que estamos sometidos e incluye una tarea específica que debemos lograr, estas tareas tienen la opción de conseguirse o no y de acuerdo a este resultado sobrevendrán un valor, si fue aprobada la tarea o una conducta disfuncional, si no lo fue. La etapa en la que la duda se aloja en nuestra psicología es entre los dieciocho meses y los tres años de edad. Es la segunda etapa de vida y la crisis se llama Autonomía versus Vergüenza y duda. Autonomía es la capacidad que desarrollan los niños de desprenderse de sus madres o primeros cuidadores para aventurarse a conocer el mundo adquiriendo sus propias experiencias. En esta etapa es necesario que los padres permitan que los chicos exploren, busquen y tengan curiosidad, cuidando de los peligros que pueden enfrentar. Esta autonomía muchas veces llevará a los pequeños a tocar cosas que los pueden lastimar como un contacto en la pared; comer cosas que no son alimento solo por probar, como detergente o veneno de ratas; o salirse de casa sin medir ningún riesgo. La otra parte de la crisis que es la vergüenza y la duda, y se constituyen como un freno que la misma estructura debe incorporar. Los niños deben prepararse para el autocuidado a través de sentir algo de vergüenza sobre sus actos y a dudar sobre sus experiencias.

Si esta crisis no se soluciona exitosamente tendremos, posteriormente, adultos temerarios, si no aprendieron a controlar la autonomía o timoratos si se les infundió duda y vergüenza en cantidades no proporcionadas. Esta edad es de total dependencia de los padres o primeros cuidadores que, muchas veces, por un exceso de cuidado y protección caen en sembrar una duda que se manifiesta en las etapas de vida siguientes en comportamientos que dejan al individuo paralizado de miedo. Si es tu caso, no se trata de reclamar a tus padres, la gran cantidad de las veces lo hacen sin la intención de “dañar” la psicología de sus hijos. Recordemos que no hay manual para la maternidad y la paternidad. No, de lo que se trata es de identificar si tus dudas sobrepasan tus estrategias internas al grado de impedir que se tomen decisiones, y entonces trabajar esta carencia.

Comienza con estas tres acciones para combatir tus dudas:

  1. Piensa en tus buenas decisiones y en los aciertos que has tenido.
  2. Recuerda a todas las personas que has ayudado a lo largo de tu vida.
  3. Reconoce que eres creativo.

Recuerda que eres más que tus problemas, y todo lo que pudo no ser ideal durante tu infancia puede ser sanado por el adulto que eres hoy.

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